Y hablando de dormir… ¡momento de energía!
Es casi seguro que, a la noche, cuando quieras irte a la cama luego de un día agotador, a tu hijo se le ocurra corretear por la casa. Imposible aplacar semejante energía. Salta en la cama, corre por la cocina y juega sin parar. Dormir para ellos no es una buena idea como sí puede ser para los adultos.
Una buena idea es crear hábitos antes de irse a dormir como cepillarse los dientes, leer un cuento, escuchar música relajante, juntar los juguetes y ponerlos en su lugar. Esto servirá para indicarle que ya se ha acabado el tiempo de diversión. A la larga, aprenderá que debe irse a dormir o a tomar una siesta sin chistar.
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